Dulce Furia
| at 11:08
Labels :
POEMAS DE AMOR

Qué fulgor derramado esta luna de cera,
qué imparable este río de mis venas abiertas vertiéndose incesante en tu mar sin orillas. Qué raudal de agonía desatinada y plena, de mi boca a tu boca, de tu mar a mi arena. Qué deslumbrante herida, qué llama inapagada, qué dulce y ardua furia de cuerpos anudados, qué tierna la derrota después de la batalla... |